+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Al volver los setenta y dos de su misión, dijeron a Jesús llenos de gozo: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre”.
Él les dijo: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo”.
En aquél momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo mantenido ocultas estas cosas a los sabios y prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!”.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el texto de hoy Lucas nos narra el regreso de los 72 discípulos enviados a evangelizar, ellos vuelven llenos de gozo por el éxito de su misión; esta visión optimista es compartida por Jesús el cual estalla de alegría ante el éxito de sus discípulos. El éxito se describe gráficamente con la derrota de Satanás, experimentada por los discípulos en el hecho de que los demonios se les someten y celebrada con entusiasmo por el mismo Jesús. La derrota del Demonio indica que las personas pueden ahora vivir libres del dolor y del sufrimiento, porque no siguen sometidas al poder del pecado, gracias al evangelio de Jesús que anuncia la llegada del Reino de Dios. Los poderes del mal son representados en la Biblia por la serpiente y el escorpión y aquí son atacados y vencidos gracias al ministerio de Jesús (Lc 8,26-39) y de su Iglesia (Lc 9,1-2). Pero Jesús les advierte que lo importante para los discípulos, no es el poder que tiene sobre el mal, sino que lo que importa es que sus nombres estén escritos en el Cielo como se dice en el Éxodo 32,32, o sea, que los que tiene su nombre escrito en libro de la vida son los que pertenecen al Reino de Dios y viven de acuerdo con sus exigencias. Termina el relato con un himno y una bienaventuranza; el himno, nace del corazón del mismo Jesús que alaba a su Padre Celestial, porque el éxito de la misión de los 72 se debe al Padre que abre los corazones de los pequeños para que acojan el mensaje de su Hijo: Jesús revela gratuitamente a sus discípulos la identidad de su Padre; la bienaventuranza, declara felices a los discípulos porque ven el Reino de Dios actuando en Jesús y lo comprenden.
¿Comparto el optimismo y la alegría de Jesús? ¿Qué demonios es necesario vencer en los tiempos de hoy? ¿Tiene poder el pecado en mi vida?