+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús dijo a sus discípulos: «¡Pobre de ti, Corazaín! ¡Pobre de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se han hecho en ustedes se hubieran realizado en Tiro y Sidón, hace mucho tiempo que sus habitantes habrían hecho penitencia, poniéndose vestidos de penitencia, y se habrían sentado en la ceniza. Con toda seguridad Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que ustedes en el día del juicio. Y tú, Cafarnaún, ¿crees que te elevarás hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el lugar de los muertos.
Quien los escucha a ustedes, me escucha a mí; quien les rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
Palabra del Señor.
Reflexión
Seguimos, en esta semana veintiséis del Tiempo de durante el Año, la lectura semicontinua del Evangelio según San Lucas, el cual hoy nos trae un breve texto de cuatro versículos ubicados entre la ida y el regreso de los 72 discípulos misioneros. Estos cuatro versículos nos presentan una forma de hablar muy usada por los profetas en el Antiguo Testamento, llamada lamentaciones. En este caso, las lamentaciones de Jesús no son amenazas ni condenas, sino que constatan un hecho real, el rechazo que ha recibido en su patria Galilea, especialmente en las tres ciudades que son nombradas: Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm. Para hacer más patente el rechazo al Señor, él dice, comparando, que seguramente las ciudades paganas de Tiro y de Sidón hubieran aceptado a Jesús si hubiera predicado en ellas. En efecto, Cafarnaúm era la ciudad de Jesús, ciudad que vio muchos prodigios y escuchó muchas enseñanzas del Maestro, pero igual no se convirtió, también Betsaida experimentó la predicación de Jesús, pero no se convirtió. En Corozaín debe haber sido muy grande el rechazo, ya que no sabemos nada de la actividad de Jesús en ella. Estas lamentaciones de Jesús son una advertencia dirigida a los cristianos de todas las épocas para que respondan positivamente a la palabra de Dios y no actúen como las ciudades galileas. Terminan estas palabras con una seria advertencia del Maestro de Nazareth, que recuerda que quien escucha a los discípulos escucha a Jesús y el que escucha a Jesús escucha a Dios y lo mismo con quien no escucha; el fundamento teológico de la misión cristiana Jesús lo presentará en Lc 10,22 (que leeremos mañana).
¿En qué ciudad me ubico mejor, en Tiro y Sidón o en Corozaín, Cafarnaúm y Betsaida? ¿Me he convertido al Señor? ¿Escucho a la Iglesia, escucho a Jesús, escucho a Dios?