+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para sanar las enfermedades. Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, diciéndoles: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni provisiones, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”.
Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y sanando enfermos en todas partes.
Palabra del Señor.
Reflexión
San Lucas nos ha estado presentando a Jesús llevando el mensaje del Reino de Dios a hombres y mujeres superando los límites de lo puro e impuro y, durante este ministerio, hemos visto como los paganos, los publicanos, los pecadores y los enfermos desahuciados han reconocido la autoridad de Jesús y han escuchado su Palabra, poniéndola en práctica. Después de haber narrado una sección de cuatro milagros, el evangelista San Lucas nos presenta, a partir de ahora, los últimos episodios de la actividad de Jesús en Galilea, antes de emprender su Viaje a Jerusalén; estos episodios están centrados en los discípulos. Hoy se nos presenta el primero de estos episodios, correspondiente a la Misión de los Doce, el cual concluye la sección precedente y da inicio a la siguiente. Los Doce han sido testigos, desde su elección, de la misión del Señor; ahora llamados por Jesús, deben ir por toda Galilea para, con su misión, compartir la naturaleza de la misión de su Maestro presentada en los capítulos 7 y 8, donde quedó claro que el mensaje del Reino de Jesús se dirige a hombres y mujeres y rompe los límites de lo puro e impuro; para ello les da poder y autoridad para proclamar el Reino, expulsar demonios y sanar enfermos. Esta misión de los Doce no exenta de rechazo (Hch 13,51), hecha “de pueblo en pueblo” y en “todas partes”, aunque hecha en Galilea, es el preanuncio de la misión universal que harán los discípulos (as) después de la Pascua de Jesús. Expresamente el Señor les dice que no lleven nada para el camino, es un llamado a confiar en la Providencia de Dios, en efecto, sólo cuentan con el Señor, como les ocurría a los antiguos levitas quienes tenían sólo a Dios como su heredad (Nm 18,20).
¿Me siento enviado (a) por Jesús? ¿Cómo llevo adelante la misión del Señor? ¿El Señor es mi única heredad?