¡Corazón inmaculado de María!,
desbordante de amor a Dios y a la humanidad, y de compasión por los pecadores, me consagro enteramente a ti. … Que mi corazón esté siempre unido al tuyo, para que me separe del pecado, ame más a Dios y al prójimo y alcance la vida eterna juntamente con aquellos que amo.
Amén.
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?
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