+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
Padre, ha llegado la Hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que Él diera Vida eterna a todos los que Tú les has dado. Ésta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste.
Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que Yo tenía contigo antes que el mundo existiera.
Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra.
Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que Tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que Yo salí de ti, y han creído que Tú me enviaste.
Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos.
Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y Yo vuelvo a ti.
Palabra del Señor.
Reflexión
A partir de hoy, y hasta el jueves, el evangelista San Juan nos presenta, en el capítulo 17, la llamada “Oración Sacerdotal” de Jesús, que se ubica justo antes del Relato de la Pasión. Existen algunos paralelos de esta oración con el Padrenuestro como el uso de “Padre” para dirigirse a Dios, la glorificación de Dios y el uso del Nombre de Dios, el cumplimiento de la Voluntad de Dios y la petición de ser rescatados del Maligno. En esta oración, que también puede describirse como un “Testamento Espiritual”, Jesús ora por los suyos al momento de despedirse de este mundo. Esta oración sirve para mostrar la profunda unidad entre Jesús y el Padre Dios y la total dedicación de Jesús a la misión que el Padre le encomendó; además permite mostrar la profunda unidad de Padre e Hijo, con los discípulos. Tres momentos tiene la Oración, una petición inicial de glorificación, después Jesús se dirige a los discípulos que le acompañan, para después dirigirse a los que creerán en el futuro. Jesús empieza la oración rogando en primer lugar por sí mismo pidiendo su participación en la gloria divina; esto quiere decir que la, glorificación de Jesús significa la confirmación por parte del Padre de que Él ha cumplido la misión que se le encargó. La respuesta del Padre ante la muerte de su Hijo amado es la resurrección de Jesús que equivale a su glorificación. En segundo lugar, procede a orar por los suyos, por sus discípulos, ellos son el testimonio del éxito de Jesús; ora por ellos en forma general, ora por aquellos que Dios le confió, que fueron sacados del mundo y que llegaron a aceptarlo como enviado del Padre a través de su propia Palabra y que ahora son propiedad del Padre y del Hijo.
¿De qué manera me siento unido (a) a Jesús? ¿Qué siento al constatar que el Señor ora por sus discípulos (as)? ¿Cómo será la oración que Jesús hace por mí?