Es el evangelio de Lucas el que nos ha conservado su memoria en el relato de los de Emaús:
“Algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado: fueron muy de mañana al sepulcro y, no encontrando su cuerpo, volvieron contando incluso que habían visto una aparición de ángeles que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron tal y como lo habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron” (Lc 24,22-24).
Ahí está la diferencia: ante un mismo dato -una tumba-, unos se atienen a la posibilidad de los hechos y se quedan encerrados en los límites de su conocer: “no lo hemos visto”. Otros -otras, en este caso- se abren a una palabra que trasciende su visión y anuncian: “está vivo”.
Nuestro mundo y nuestra Iglesia están necesitando de ese anuncio, aunque se sobresalten. Por eso vamos a acercarnos a algunas de esas mujeres “de las nuestras” para que nos ayuden a encontrar caminos que, aun cuando nos resulten desconcertantes, nos acerquen al Evangelio de Jesús.
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?