Para ser cristianos auténticos, encontramos un mapa en los relatos de los evangelistas.
El paso de la conversión bautismal” es fundamental. Tenemos que renovar constantemente esta conversión personal en la familia, sobre todo en los momentos litúrgicos que nos ofrece la Iglesia.
A la conversión le sigue un proceso de tiempo dedicado a la inserción en el cuerpo de la Iglesia que es la comunidad entendida en todas sus dimensiones y riquezas, y por supuesto con todos sus dolores, que son continuación de los olores y padecimientos de Cristo, Cabeza.
Sin una experiencia de comunidad que nos devuelva la alegría nos haga vibrar de sueños por los demás es difícil vivir plenamente el seguimiento de Jesús, no es posible ofrecer un testimonio al mundo, que es justamente otra etapa de la vida cristiana.
La evangelización se aprende, se revisa, se reza, así vamos caminando en la vida de fe, contemplando, amando, estando juntos. La comunidad vibra sobre todo con la Eucaristía, en ella bajo signos extremadamente sencillos la comunidad contempla, celebra el misterio de su propia salvación.
¿Qué te pide el Señor en este día?
¿Qué le dices al Señor antes de tu descanso?