Cada día es una nueva oportunidad para crecer y servir.
Vale la pena preguntarnos cómo enfrentamos cada jornada. Qué actitud en definitiva es la que nos acompaña cada jornada.
En qué medida salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.En qué grado el rostro de las cosas
se alegra en la presencia de Dios.¿Cómo afrontamos los afanes cotidianos?
Al terminar la jornada vale la pena darnos un tiempo para pensar, para darnos cuenta y para agradecer.
¿Qué le pides al Señor para comenzar el día de mañana?
¿Qué te dice el Señor?