«Dice Dios: «dame tu corazón»…
Y luego, en respuesta a mi perplejidad,
le oigo decir:
«donde está tu tesoro,
allí está tu corazón».
Mis tesoros…son estos, aquí están:
personas…
lugares…
ocupaciones…
trabajos…
cosas…
experiencias del pasado…
esperanzas y sueños del futuro…Tomo cada uno de esos tesoros,
le digo unas palabras
y lo pongo en la presencia del Señor…
¿De qué modo y manera le voy a «dar» hoy esos tesoros?