Jesús fue el primero en predicar el perdón sin límites. En la vida de este “amigo de los pecadores” nada es tan constante como el continuo perdonar. Al paralítico de Cafarnaún, a la mujer pecadora, a la adúltera de Jericó; a la Samaritana, a Zaqueo, a sus enemigos tantas veces. Estas escenas parecían escandalizar a los que lo rodeaban: les parecía a ellos que sacrificaba la justicia por la misericordia; la dignidad por la mansedumbre, la fuerza por la paz, casi la verdad misma para que el pecado pueda ser perdonado y el pecador pueda ir libre.
¿A qué te invita hoy el Señor?