Oración.
Cuando Tú mismo pongas a prueba mi fe,
y me hagas marchar
por entre la niebla más cerrada,
borrada toda verdad ante mí;
por mucho que mi paso vacile,
haz que mi mirada, tranquila e iluminada,
sea un testimonio viviente
de que te llevo conmigo, de que estoy en paz.Cuando Tú mismo
pongas a prueba mi confianza
permitiendo que el aire se vaya enrareciendo
y que embargue la sensación
de que el suelo
se está resquebrajando bajo mis pies,
que mi mirada les recuerde a todos
que no hay nadie
que cuente con la fuerza suficiente
para arrancarme de Ti,
en quien caminamos, respiramos y somos…
Y si un día Tú mismo
permites que el odio me salpique,
y me prepare trampas,
y falsee mis intenciones,
y las desfigure,
que la mirada de tu Hijo vaya repartiendo
serenidad y amor a través de mis ojos.Helder Cámara. “Gritos y Plegarias”, p. 275
¿Qué le dices al Señor antes de finalizar el día?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?