+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús dijo a sus discípulos:
Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el texto que San Lucas nos presenta hoy, Jesús inicia una fuerte exhortación a sus discípulos: es momento de decidirse, esto ante su Pascua ya inminente. El Maestro presenta su misión como fuego, la naturaleza de su mensaje es purificar y así hacer que las personas distingan la escoria y lo que es auténtico. Ya en el versículo 3,16 Lucas había asociado el bautismo con el fuego. En el AT el fuego simboliza la actuación soberana de Dios y de su Espíritu para purificar las conciencias. El fuego es el Espíritu Santo y también el juicio de Dios. Jesús ve su misión como fuego al cual él mismo se somete, se trata del fuego que ha de separar y purificar a los destinados al Reino de Dios. El Señor habla y dice: “tengo que recibir un bautismo”. Con estas palabras se está refiriendo a su inminente pasión. Recordemos que bautizar significa “sumergir en agua”. Jesús está diciendo que en su pasión se sumergirá como en un bautismo en aguas torrenciales (Ver Salmo 124,4-5). Esta imagen trata de describir lo que le aguarda a Jesús en su condición humana: se sumergirá en las profundidades de la tristeza, de la angustia, del abandono y del dolor.
¿Cómo valoro en mi vida el sacrificio de Jesús? ¿Me dejo purificar por el fuego de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo? ¿Me he decidido por Jesús?