+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?”
Él respondió: “¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, ‘los hizo varón y mujer’; y que dijo: ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne’? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.
Le replicaron: “Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?”
Él les dijo: “Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio”.
Sus discípulos le dijeron: “Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”. Y Él les respondió: “No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Mateo presenta hoy una controversia de Jesús con los fariseos, los cuales quieren plantearle una trampa para debilitarlo frente a sus posibles seguidores. La ley de Moisés admitía el “derecho” del varón a divorciarse de su mujer si encontraba en ella “algo desagradable” (Dt 24,1). El problema se suscitaba, en tiempo de Jesús, porque las escuelas rabínicas se dividían interpretando de forma restrictiva o relajada ese “algo desagradable”. Por eso los fariseos preguntan si el lícito que le varón se divorcie de su mujer por cualquier motivo. Pero Jesús no toma partido por ninguna escuela y recurre a la Escritura citando dos textos del Genesis para indicar que el divorcio no está permito por la voluntad de Dios (“al principio no fue así”), ya que Él dice que los dos ahora son una sola carne y el hombre no puede separar lo que Dios ha unido. Entonces ellos le preguntan por la concesión hecha por Moisés, que permite al varón repudiar a su mujer, y el Maestro responde que eso fue por la dureza del corazón de los hombres. En efecto, para la práctica de los judíos la mujer era casi un objeto que podían repudiar en cualquier momento. Pero el Señor dice que quien se divorcia y se casa con otra comete adulterio y expone a su exmujer a cometer adulterio, siendo él culpable, si ella busca a otro hombre para sobrevivir, ya que ella quedaba totalmente indefensa y desamparada.
¿Cómo vivo mi vida de pareja? ¿Cómo describiría la actitud de Jesús para con las mujeres? ¿Conozco matrimonios “ejemplares”?