+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”
Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen”.
En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de Él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”
Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy llegamos al final del capítulo 6 de San Juan, en estos últimos versículos el Señor Jesús exige a la gente y, especialmente a sus discípulos, a que se definan en torno a Él; Jesús ya explicó que sólo Él es el mediador entre Dios y los hombres y que sólo comiendo su carne y bebiendo su sangre se puede alcanzar la vida eterna; todo se define en la aceptación o no aceptación de Jesús. Así las cosas, la multitud desaparece y muchos de sus discípulos se escandalizaron y dejaron de seguirlo con fuertes reproches hacia Él. El golpe es duro y pareciera que hasta los Doce dudaban, por eso el Maestro los cuestiona directamente: “¿También ustedes quieren irse?”. En medio de un tenso silencio, ninguno se atreve a decir nada, ¿no están seguros? ¿están golpeados por los discípulos que se fueron? ¿no saben qué decir? ¿no se atreven a decirlo? No sabemos, pero lo que sí sabemos es que Pedro saca a voz y responde con fuerza y seguridad, como lo hizo también en Cesarea de Filipo, responde por ti, responde por mí, responde por los Doce, responde por todos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”. Dónde podríamos ir, dónde podríamos encontrar salvación, dónde podríamos encontrar sentido para nuestra vida, dónde podríamos ir a buscar felicidad, dónde encontraríamos a alguien que nos enseñe a amar de verdad, dónde encontraríamos a Dios. Sólo podemos ir a Jesús, en Él creemos porque es el Santo de Dios.
Pedro respondió a la pregunta de Jesús ¿También ustedes quieren irse? ¿Cuál es mi respuesta?