+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús.
Entonces Jesús dijo: “Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”
Los judíos le respondieron: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios”.
Jesús les respondió: “¿No está escrito en la Ley de ustedes: «Yo dije: Ustedes son dioses»?
Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿cómo dicen: ‘Tú blasfemas’, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y Yo en el Padre”.
Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero Él se les escapó de las manos.
Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: “Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad”. Y en ese lugar muchos creyeron en Él.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el evangelio de hoy se nos muestra cómo algunos se dejan convencer, por las palabras, las obras y el testimonio de Jesús, mientras que otros se atrincheran en su postura.El odio de los fariseos busca destruirle. No pueden soportar que alguien asuma la filiación y el arraigo religioso al margen del culto y del templo, alejándose de la imagen y de las prácticas religiosas, tradicionalmente establecida. Pero El Señor anuncia un mensaje de misericordia. Él es el enviado del Padre. Ha venido para santificar el mundo, para cumplir los designios del Padre que quiere acercarse nuevamente al hombre para hacernos hijos suyos en su Hijo, aunque algunos no quieran entenderlo. Estamos prontos a iniciar la Semana Santa, en la que conmemoramos y actualizamos la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús. Está cerca el cumplimiento de su misión, el prendimiento y muerte; y sus palabras se hacen más valientes y decididas. Su testimonio y revelación del Padre son más explícitos. Hoy en el contexto en el que nos encontramos, no podemos perder de vista todo lo que esto conlleva y recordar que construir un mundo más humano, como Dios lo quiere, es nuestra vocación cristiana.
¿De qué manera en el escenario de cuarentena que se vive, compartimos el mensaje de misericordia de Dios en nuestro entorno? ¿viviendo el amor y el servicio con quien nos necesita, o nos asustamos y retraemos sin testimoniar nuestra fe?