+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Elíseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio”.
Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Palabra del Señor.
Reflexión
“Ningún profeta es bien recibido en su patria” o como decimos nosotros: «nadie es profeta en su tierra». La frase de Jesús, recordémoslo, no es solamente para describir una situación común, los que están en nuestro entorno nos enojan, no nos creen, etc. La frase de Jesús tiene un sentido muy profundo: nadie tiene privilegios en el corazón de Dios, los hijos de Israel, los hijos de la Iglesia, no son mejores ni más bendecidos que los demás. A la luz del texto, la gente de Nazaret sintió rabia hacia Jesús, ellos no aceptaban la nueva imagen de Dios que Jesús les comunicaba a través de esta nueva interpretación más libre de Isaías; les costaba aceptar que Dios también ama a “los de afuera”, a los que no son del propio grupo. Jesús retoma el episodio del profeta Eliseo con Naamán para enseñar a sus contemporáneos que Dios no se deja encerrar por nuestros criterios estrechos. Dios no discrimina a nadie en su misericordia; su compasión no conoce fronteras. Este texto nos muestra como los profetas de Dios son despreciados por la gente con la que ellos viven porque estos les revelan sus faltas y errores, pero el mensaje de Dios que ellos llevan siempre es bien recibido por los que están preparados para recibirlo. Que en este tiempo de Cuaresma y a propósito del revuelo de los últimos días con el COVIT-19, seamos capaces de romper con aquellas barreras que nos hacen preocuparnos sólo de nosotros y mirar con recelo a los demás.
¿Quiénes son los excluidos que deberíamos acoger mejor en nuestra comunidad? Personalmente, ¿Está siendo este tiempo de cuaresma una oportunidad para restaurar la confianza?