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Marcos 6, 1-6: Un profeta es despreciado solamente en su pueblo.

5 de Febrero 2020     Freddy Araya    

29-10-2017

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Jesús se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?” Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo.
Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y Él se asombraba de su falta de fe.
Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.

Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de hoy se habla de Jesús visitando Nazaret. Jesús ha predicado en otros lugares, ahora vuelve a su pueblo, acompañado de discípulos que le siguen pero nadie sale a su encuentro, como sucede a veces en otros lugares. Les habla a los suyos, allí donde aprendió las cosas de Dios. Allí quiso hacer milagros, quiso acercar a los suyos hacia el Reino de Dios, proponer una visión nueva de Dios más cercana, limpia y pura. Pero no le creyeron, se resisten a abrirse al misterio que se encierra en su persona. Hay ocasiones que la familiaridad no es garantía para que crean en ti. Al contrario, la cercanía familiar es un impedimento para ello. Se entremezclan malos entendidos, celos, envidias, y un sinfín de sentimientos encontrados… La gente de Nazaret se encierra en sí misma y no lo acepta. Marcos no narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.

Jesús no pudo hacer muchos milagros en Nazaret porque faltaba fe. Y hoy, ¿encuentra fe en nosotros, en mí? ¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»?

Categories: Evangelio diario

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