+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce, a los que les dio el nombre de Apóstoles, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios.
Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de hoy narra una escena con muchos verbos de movimiento: subir, ir y enviar. Hay un dinamismo que impregna toda la vida de los Apóstoles. Estos tendrán que estar siempre dispuestos a estar en movimiento para llevar el Reino de Dios con acciones y palabras. Para responder a las demandas de una multitud sin fronteras, Jesús elige a algunos, con una doble finalidad: para estar con él (formar una comunidad) y para enviarlos a predicar (para trabajar juntos en la Misión). Nótese que esta iniciativa es puramente de Jesús. Tal como a los apóstoles, cada uno de nosotros es llamado por su nombre, o invitado a una relación personal con Jesús, profunda e íntima. Cuando dejamos que el Señor nos mire y nos llame de esa manera, es cuando percibimos el sentido de nuestro profundo significado y valor personal.
En este día nos podemos preguntar ¿Cómo estoy respondiendo a la llamada que el Señor me hace en el día a día?