+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”
Él les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”
Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús cumplía las leyes, pero nunca fue esclavo de ley, cuando ésta no favorecía a las personas. Por eso, muchas veces, se enfrenta a los que no logran ver más allá, esos cuya misión es vivir esclavos de la ley, es decir sin mirar el por qué y para qué de la norma. La ley no es mala, es necesaria, son las señales que nos indican el camino para llevar a la práctica el amor. Qué sería de nuestro mundo y de nuestra sociedad si no tuviéramos leyes. Pero no podemos olvidarnos de que la ley se hace para ayudar al hombre, y no para esclavizarlo. En el día de hoy el evangelio nos sitúa frente a una de las controversias frente a una de las instituciones “normadas” más fuertes de Israel: el sábado. Para los judíos el sábado es el día consagrado al Señor y no se puede trabajar ni hacer nada, aunque alguna persona necesite que le socorran o ayuden. Hoy se nos recuerda que como discípulos del Señor, lo que prevalece siempre debe ser la ley del amor, de la misericordia, de la piedad con los demás.
Señor, tú hablas de libertad a nuestro espíritu. Tú no nos llamas a una existencia blanda o descontrolada, sino que desde la ley del amor, la que debería difundirse por toda nuestra vida.
Mirando nuestra realidad, con tantos cuestionamientos a las leyes, ¿qué valor le asignamos a los mandamientos? ¿descubrimos en ellos su profundidad y sentido? ¿cómo los hacemos presente en nuestra vida?