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Marcos 1, 40-45: Si quieres, puedes limpiarme

16 de Enero 2020     Freddy Araya    

20-10-2017

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: “Si quieres, puedes purificarme”. Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”. En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.
Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: “No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio”.
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a Él de todas partes.

Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy revela dos enfermedades presentes en tiempos de Jesús: la enfermedad de la lepra que dañaba y hacía impura a la persona y, la enfermedad de la soledad a la que era condenado por la sociedad y por la religión quien padecía esta enfermedad. Por eso hoy la buena noticia llega acogiendo y curando al leproso, así Jesús revela un nuevo rostro de Dios. La petición del leproso: “¡Si quieres, puedes limpiarme!” destaca la actitud de humildad del leproso que se acerca a Jesús de rodillas y le pide que lo limpie de su enfermedad. Destaca también una actitud que cuenta con la libertad de Jesús. El leproso no le impone a Jesús ser un Dios milagroso o todopoderoso, no sólo pone su confianza en él, sino que además le invita a que en su libertad considere la posibilidad de limpiarlo. Resulta muy interesante ver todo el proceso que se vive en torno a este milagro y destacar cómo el encuentro con Cristo transforma, sana y conlleva alegría, y desborde de gozo por la salvación encontrada, lo que a su vez implica testimonio, predicación, y bendición.

Sintámonos invitados como Jesús en nuestra libertad para limpiar lo que no está sano en nuestra vida; vivamos la humildad y la confianza de aquel que acude a Jesús para limpiarlo, porque tenemos necesidad de la acción salvadora de Dios

¿Somos capaces de pedir ayuda cuando la necesitamos? Cuando vemos una situación difícil ¿juzgamos sin saber, pasas de largo o te paras a ver si puedes ayudar? ¿Pones en manos de Dios tu vida o prefieres ir por libre?

Categories: Evangelio diario

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