+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta:
“Desde Egipto llamé a mi hijo”.
Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:
“En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen”.
Palabra del Señor.
Reflexión
La fiesta de los Santos Inocentes se enmarca dentro del tiempo de Navidad. El hecho que relata el evangelista Mateo se relaciona con la infancia de Jesús, por lo que estas fechas son las que la Iglesia ha escogido para celebrar a estos inocentes que perdieron la vida por salvar la vida de Jesús; murieron como consecuencia del odio, de la ambición, de la ira… de un rey que, al perseguir a Jesús Niño, para eliminar lo que él consideraba un posible rival, como Rey, decidió masacrar a todos los niños de la edad que consideraba que tenía Jesús. Se trata de una conmemoración muy potente, que incomoda, que cuestiona… ¿Hasta dónde puede llegar el miedo de perder el poder? ¿Hasta qué lugar puede ascender el poder para pensar que siempre estará por encima de los demás? ¿Cuántos y cuántos niños se ven expuestos a la marginación y el sufrimiento aquí y ahora, cerca de nosotros? Herodes no está solo, ni es el único humano que desea perpetrarse a toda costa. Jesús está en cada inocente, en cada indefenso y pobre. Él está en todas las personas que son víctimas del poder inescrupuloso. Herodes usa todos los recursos que le da su posición en un episodio que, en el fondo, resulta paradojal: el poderoso tiene miedo de los pequeños. Toda la Biblia es testimonio de que Dios está del lado de los pequeños. El evangelio de hoy hace que nos preguntemos de qué lado queremos estar.
La masacre de los inocentes está viva y continúa a lo largo de nuestro globo. El Herodes de hoy sigue matando a millones de niños. Mueren de hambre, de enfermedad, de desnutrición, por el aborto ¿y qué pasa con nosotros? ¿Qué estamos haciendo con nuestra vida? ¿Nos estamos dando cuenta? ¿Nos comprometemos por esos pequeños que sufren a nuestro alrededor?