+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús tomó la palabra y dijo:
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
El Evangelio hoy nos muestra un breve pero profundo mensaje. Él llama y no excluye, recibe a todos. Pero sabe que no siempre tenemos todas nuestras energías para ofrecerle lo mejor. Él nos acoge así como somos, alivia nuestros pesares, aligera nuestra carga, nos saca los pesos de encima y nos hace andar ligeros. Tal vez cuando Jesús pronuncia estas palabras estaba pensando en la liberación de los que le rodeaban, para quienes lo religioso, en lugar de ser fuente de liberación, resultaba fuente de esclavitud. Son palabras muy oportunas para el hoy, donde, muchos nos enfrentamos a diversas presiones en el día a día. A menudo se espera que nosotros encontremos un equilibrio satisfactorio en el uso de tiempo para la familia, los amigos, el trabajo y nosotros mismos. Y es fácil llegar a estar frustrados y agotados, a esta altura del año y con todo lo que hemos vivido en el país. ¿Cómo podemos aprender a experimentar el descanso al cual Cristo tiernamente nos invita? Jesús no nos dice que eliminará nuestros problemas, nos dice que nos aliviará porque la cruz nunca desaparecerá de los hombros. No es lo mismo un sufrimiento sin sentido como un dolor con sentido. Debemos entender que Jesús nos llama sin exigirnos nada, sin condenarnos ni juzgarnos. Sólo espera que nosotros le entreguemos nuestro cansancio y agobio.
Oremos por cuantos cansados hay de la vida y de la fe en Dios, para que encuentren un aliciente de esperanza en su camino y preguntémonos: La Palabra de Dios es para mí ¿yugo suave que me anima o un peso que me cansa? ¿Qué carga pesada estoy llevando hoy en mis hombros?