+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:
Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.
¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
Como sabemos, al final del tiempo litúrgico, ya en la última semana, el evangelio de Lucas nos sitúa en una visión apocalíptica de cómo será el final de los tiempos. Jerusalén será el centro neurálgico de la catástrofe. Sitiada por los ejércitos, y una angustia le acompañará junto al castigo de este pueblo. Hoy como ayer nos llama a prestar una gran atención a los sucesos y los signos. En esta época nuestra, donde cada día al leer la prensa, al oír la radio, al revisar los sitios de información… la inmensa mayoría de las noticias que nos brindan son “malas noticias”, de enfrentamientos, de injusticias y violencia… y eso, no nos puede dejar indiferentes, aunque ciertamente al hablar del final de los tiempos su lenguaje es apocalíptico y tremendista, al final, nos invita a tener ánimo… el contenido de sus palabras es capaz de llenar de esperanza fundada el corazón de toda persona humana y esperar contra toda esperanza.
Persecución de las comunidades. Destrucción de Jerusalén. Desesperación. Ante los acontecimientos que hoy hacen sufrir a la gente ¿me desespero? ¿Cuál es la fuente de mi esperanza? ¿soy signo de esperanza para los demás?