+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: «Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda». Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”
Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor «el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él”.
Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”. Y ya no se atrevían a preguntarle nada.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
En el evangelio vemos, principalmente a las autoridades religiosas de los judíos, poner diversas trampas a Jesús para, como diríamos hoy, “pillarlo en algún renuncio” y desprestigiarle. El texto de Lucas nos informa hoy sobre la discusión de los Saduceos con Jesús acerca de la fe en la resurrección. Jesús, al contestar la exagerada historia de los saduceos, que no creían en la resurrección, destaca que el estado de resucitado es una creación nueva, donde estamos compartiendo la divina vida de Dios. La resurrección no es la simple prolongación de esta vida terrena con sus necesidades y deficiencias, sino un estado de vida absolutamente pleno donde ya no habrá necesidades que satisfacer, es obra total de Dios que quiere llevar a todas las personas a la plenitud de la vida. El fundamento de nuestra fe es la Resurrección de Jesús. Las respuestas a nuestras preguntas están en la palabra viviente de la Cruz y la resurrección. Oremos hoy para que nuestra vida siga las huellas del Señor Resucitado y compartamos esa esperanza con quienes más lo necesitan.
En tiempos complejos ¿has tenido alguna experiencia de resurrección? ¿cómo compartes tu fe en esa vida nueva?