+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir:
“Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás”.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
El evangelio de hoy nos presenta una acusación muy fuerte de Jesús contra los fariseos y los escribas. Ellos querían que Jesús diera una señal, pues no creían en las señales y en los milagros que estaba haciendo. El Señor en su respuesta, hace referencia a los ninivitas y a la Reina del Sur. ¿En qué consistía la señal de los ninivitas y de la reina de Saba? Eran extranjeros que se movieron al escuchar el mensaje del Dios de Israel. Eran los alejados, catalogados de impíos, y que resultaron ser más fervorosos que los mismos israelitas. Y todo esto, a propósito de la incredulidad de sus contemporáneos. Por eso, él pone como ejemplo a los extranjeros y extranjeras que, desde su lugar, se acercaron y creyeron. Esas personas a las que a veces calificamos de “alejadas” en muchas ocasiones saben descubrir a Dios sin pedir señales extraordinarias.
¿Somos capaces de reconocer la presencia, la llamada y acción de Dios en los acontecimientos cotidianos?