+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”.
Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquéllos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación”.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
El Evangelio de este día lo situamos en el contexto del viaje a Jerusalén. En él, Jesús va instruyendo a sus discípulos sobre qué significa seguirle y cuáles son los elementos imprescindibles para ello; Uno de los aspectos fundamentales para vivir el discipulado es la oración. Pero ¿Cómo entrar en relación con Dios? ¿Cuál es la manera de dirigirnos a Él? ¿En qué consiste la oración? Jesús nos invita a entrar en esta relación filial acogiendo el amor de Dios que nos crea y nos hace hijos e hijas y, gracias a ese amor, vivir la confianza que nos permite desplegar nuestras alas; a reconocer su santidad revelada a través de la creación porque toda ella es reflejo de su gloria y a entrar en la comunión trinitaria que nos hermana y pone en nuestro corazón el anhelo del Reino. Hoy, el Señor nos invita a profundizar con calma y esperanza en el Padrenuestro, para que nos sintamos cada día más hijos amados y necesitados de él.
Digamos hoy: Señor, enséñanos a estar en contacto fecundo con Dios para que nuestra vida sea transformada. Señor, enséñanos a orar.