También el buen ladrón es capaz de reconocer a Jesús y de pedir su misericordia, y echar en cara a su compañero la dureza de su corazón. Reconoce su pecado, “lo nuestro es justo, pues recibimos la paga de nuestros delitos”, y añade la bella súplica “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”. Y escucha de labios de Jesús esa frase que todos quisiéramos oír: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
El buen ladrón
Lucas 23, 39-43
¿Qué le pides al Señor hoy?