+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola:
Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”.
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Desde tiempo inmemorial, el hombre sitúa “físicamente” en el corazón lo mejor o lo peor del ser humano. Cristo nos muestra el suyo, con las cicatrices de nuestro pecado, como símbolo de su amor a los hombres, y es desde este corazón que vivifica y renueva la historia pasada, presente y futura, desde donde contemplamos y podemos comprender la alegría de Aquel que encuentra lo que había perdido. De este modo, hoy se nos regala en el Evangelio según san Lucas, el episodio en que Jesús, dirigiéndose a los fariseos y letrados, les predica la parábola del Buen Pastor. La parábola no intenta presentar una simple comparación, sino llevar al auditorio “hacia lo absurdo”. Porque, en realidad, ningún pastor dejaría abandonadas a noventa y nueve ovejas para buscar a una perdida. En cambio, Dios sí lo hace por cada uno de nosotros, ovejas necesitadas siempre del abrazo de Dios.
Hay una oración que dice: “Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso, para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. ¿Qué siento hoy en mi corazón al ver lo que pasa en nuestra sociedad? ¿Me conmuevo? ¿me pongo en movimiento para testimoniar el amor de Dios?