+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”.
Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”.
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”.
Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Que llegará a ser este niño?” Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy la Iglesia celebra el nacimiento de aquél del que Jesús dice: entre los nacidos de mujer no hay uno mayor que Juan el Bautista. La noticia de su nacimiento, nos los dice San Lucas, es motivo de alegría. Nadie sabía qué sería de este niño, nacido gracias a la intervención de Dios en estos padres ancianos y estériles. Pero todos estaban abiertos a que Dios siguiera maravillando y sorprendiendo, y nadie se cerraba a ninguna posibilidad, con lo cual dejaron a Dios hacer lo que él tenía planeado.San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo. Con todos estos elementos Juan buscará ser fiel a su misión y responder fielmente a lo que El Señor va pidiendo.
Cada bautizado tiene, en cierto modo, la misma misión del Bautista: con su palabra y el testimonio de una vida en búsqueda de Dios ¿cómo estoy viviendo esa misión hoy?