+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús dijo a los fariseos:
“Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”.
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.
Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que Yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquéllos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta.
El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir.
Pero Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el Evangelio de hoy, Jesús habla de puertas y “otro lado”, de ladrones y pastores, de entrar y salir en el corral, de «las suyas» y «los extraños», de «los que vinieron» y «los que vendrán». Habla del pueblo y de su historia pasada, del pueblo y de su historia futura, por lo tanto de nosotros. Es este Evangelio el que nos muestra, cómo estamos afectos en todo momento a escuchar esas voces en nuestro interior -de un mundo muchas veces individualista, exitista, materialista y consumista voraz- que nos llevan por camino diferente al que el Señor nos ofrece, tentados por un mundo de aparente felicidad. Y muchos, cuando cometemos esos errores, luego nos damos cuenta en nuestra intimidad, que esas voces no eran del Señor, sino de los extraños no deseados, porque Dios, que nos dio la vida, nos hace reconocer entre el bien y el mal, entre las voces extrañas y la voz de Nuestro Pastor. Estamos en una semana especial donde queremos reconocer y descubrir al Pastor y orar por los distintos pastores que siguen su ejemplo. No dejemos de reconocer que Jesús se presenta como buen pastor porque da la vida por las ovejas, no las abandona en el peligro, porque las conoce y se da a conocer. Hoy, al recordar a Madre Mazzarello, con decisión y confianza, con sencillez y fe, dispongámonos a seguir al Señor, para entrar por la Puerta prometida.
Jesús es el pastor que viene a tu vida como puerta por donde salir y entrar: ¿te dejas conducir por él cuando te relacionas con los demás? ¿Eres, en tu comunidad y en tu familia, una puerta, no para encerrarte, sino para permanecer abierto a la comunicación fraterna y dejar pasar el amor y la confianza?
