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Lucas 24, 35-48: “La paz esté con ustedes”

25 de Abril 2019     Freddy Araya    

06-12-2017

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas

Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo”. Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para comer?”. Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto”.

Palabra del Señor.

Reflexión

Cristo resucitado saluda a los discípulos, nuevamente, con el deseo de la paz: «La paz con ustedes». Así disipa los temores y presentimientos que los Apóstoles han acumulado durante los días de pasión y de soledad. El encuentro con el resucitado provoca miedo en los discípulos “parecían ver un fantasma”, sin embargo, el Resucitado no es un fantasma. Es el mismo Jesús crucificado; lleva las señales de cuerpo; “soy yo en persona”. Jesús resucitado les muestra los signos de la cruz y le da una prueba de vida. Comparte la mesa con ellos, y les explica las escrituras. Los discípulos no acaban de creer por la alegría. No siempre la alegría es motivo de confianza, necesita del compartir la presencia, la mesa, la palabra para llegar a creer. Por eso, hemos de alimentarnos en la fe con gestos de oración, con los sacramentos, con la lectura pausada de los textos sagrados para llegar a comprender qué es lo que Dios quiere de nosotros. La resurrección de Cristo es lo que da sentido a todas las vicisitudes y sentimientos, lo que nos ayuda a recobrar la calma y a serenarnos en las tinieblas de nuestra vida. Las otras pequeñas luces que encontramos en la vida sólo tienen sentido en esta Luz.

La tarea del cristiano es ir viendo cómo su historia El Señor la quiere convertir en historia de salvación. ¿Soy sensible a la presencia y acción de Dios en mi vida? ¿Cómo voy recibiendo y transmitiendo la paz que me regala Cristo resucitado?

Categories: Evangelio diario

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