+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Las mujeres, que habían ido al sepulcro, después de oír el anuncio del Ángel, se alejaron rápidamente de allí, atemorizadas pero llenas de alegría, y fueron a dar la noticia a los discípulos.
De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo:
“Alégrense”. Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él. Y Jesús les dijo: “No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán”.
Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido.
Éstos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna:
“Digan así: “Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos”. Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo”.
Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy.
Palabra del Señor.
Reflexión
El acontecimiento de la resurrección de Jesús crucificado es inagotable; constituye la gran buena noticia de nuestra historia. El descubrimiento del sepulcro vacío de Jesús pone en movimiento a diversos personajes. En ellos suscita la búsqueda; hace preguntarse por la presencia de crucificado. Es en este escenario donde El Señor Resucitado se da a conocer en contra de las dudas y el escepticismo. El evangelio de hoy describe la experiencia de resurrección de las discípulas de Jesús. Estas mujeres del pueblo, no tenidas en cuenta para testificar en público, se convierten en las primeras anunciadoras de la resurrección. En contraparte, los sacerdotes y ancianos, jefes respetables y con poder religioso y político, son instrumentos de la mentira usando la complicidad y el soborno. Por eso hoy se nos indica que la Buena Noticia se abre paso, a pesar de las intrigas de los que no quieren el Reino, en la voz de los hombres y mujeres que se juegan por el Evangelio. Hoy como ayer, la fe exige estar dispuesto a creer. Sigamos viviendo esta Pascua que algunos han querido acallar a lo largo de la historia y con fuerza y valentía imitemos el actuar de las mujeres del evangelio, especialmente como compromiso por la sangre derramada.
¿Cuál es la experiencia de resurrección en mi vida? Frente a los hechos ocurridos en Sri Lanka nos podemos preguntar también, ¿Existen fuerzas que tratan de combatir de resurrección del Señor? ¿Y en mi mismo hay algo que trate de opacar esta experiencia pascual?