+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: “Éste expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, exigían de Él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si Yo expulso a los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de hoy nos presenta las diversas reacciones ante la expulsión de un demonio. Lucas nos dibuja un escenario de tensión. Se que muchos creían que los signos milagrosos que Jesús mostraba eran obra del demonio. Y le pedían signos en el cielo. Jesús no cae en la tentación de mostrar signos en el cielo. Al contrario, se pone como punto de inflexión y mediación entre Dios y los hombres: “El que no está conmigo, está contra mí, el que no recoge conmigo desparrama”. No deja lugar a grises. Si estamos con Jesús debemos estarlo siempre, a pesar de todo, y en todo momento. No podemos “jugar a dos puntas”. Oremos para que la presencia de Dios nos transforme cada día en aquellos que recogen con Jesús la vida que Dios nos proporciona, que nos asemeja a lo divino, y que nos prepara una esperanza sin límites.
“Quien no está conmigo, está contra mí. Y quien no recoge conmigo, desparrama” ¿Cómo ocurre esto en mi vida?