+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y Él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”.
Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”
Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
Luego dirá a los de su izquierda: “Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron”.
Éstos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?”
Y Él les responderá: “Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”.
Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.
Palabra del Señor.
Reflexión
La Cuaresma es un tiempo favorable para la conversión personal: enmendar errores, proponernos metas, elaborar un plan concreto de acciones a realizar. Seguro que somos buenos, pero también es cierto que podemos ser más buenos y santos de lo que ya somos. El evangelio de hoy es exigente pero no inalcanzable, porque Dios nunca nos pide cosas inalcanzables y siempre confía en nosotros. La santidad entendida como modo de vivir, en la versión del texto evangélico, no se queda en lo que no hay que hacer, primer paso necesario, sino que es ante todo un compromiso con la acción: lo que hay que hacer. Y en concreto con la acción ante la persona humana necesitada. Todos entendemos lo que el texto nos dice, no necesita comentario; como entendemos lo que nos jugamos en actuar como se nos pide. Y aunque podemos preguntar también nosotros: ¿Señor, cuándo te vemos? Y Jesús volverá a respondernos que lo vemos cada vez que nos acercamos al hambriento, al desnudo, al que no tiene cobijo ni consuelo, al solo, al pobre. En esos hombres y mujeres está Jesús. Con esos hombres y mujeres somos herederos del Reino.
A la luz del texto: si el Juicio final fuera hoy, ¿tú estarías del lado de las ovejas o de los cabritos?