+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Le trajeron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño no entrará en él”.
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.
Reflexión
El tema central de la predicación de Jesús fue el reino de Dios. El reino de Dios es para los pequeños y sencillos. En esta clave se debe entender el relato, en el cual la gente llevaba a los niños para que Jesús los tocase. Sin embargo, Jesús se enoja con sus discípulos al ver cómo éstos reprendían y rechazaban a los niños. De esta manera, los niños son colocados en el centro del relato, pues de ellos es el Reino de Dios, que llega a través de Jesús y su actitud frente a los más débiles y despreciados. Los niños por un lado son el símbolo de la aceptación y acogida que debemos tener frente al anuncio del Reino de Dios (con la ingenuidad y sencillez de un niño), pero por otro lado son también símbolo de la exclusión y la marginalidad en la época de Jesús. Con el Reino se aceptan a las personas sin considerar su raza, religión, sexo o estatus social. El Reino abre nuevos horizontes para las relaciones humanas, un Reino que invita a abrir las puertas del corazón a los otros sin condiciones ni fronteras.
Como cristianos, ¿hacemos posible el evangelio siendo signo de vida para los más débiles y marginados de nuestra sociedad? ¿quiénes son los pequeños y los excluidos? ¿Cómo está siendo la acogida que les damos?