+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Juan Bautista vio acercarse a Jesús y dijo: “Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije:
Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él fuera manifestado a Israel”.
Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo».
Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios”.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el Evangelio de Juan historia y símbolo se mezclan. En el texto de hoy, el simbolismo consiste sobre todo en evocaciones de texto conocidos del Antiguo Testamento que revelan algo respecto de la identidad de Jesús. Juan ha visto signos y puede dar testimonio. Puede hablar de Jesús con palabras que son significativas para su gente: el Cordero, el que está lleno del Espíritu y el Enviado, son términos que evocan expectativas del Antiguo Testamento y que llevan al pueblo a volver la mirada hacia Jesús. Esa es siempre la función del profeta: que su palabra mueva los corazones hacia Dios. Juan que tenía muchos seguidores, pero tenía tan claro que Jesús era el Salvador y que él sólo era el profeta que anunciaba, que viéndolo a Jesús, solo a Él tienen que seguir. Ojalá que cada uno de nosotros también no esté centrado en sí mismo, sino en Jesús y que toda nuestra vida, todo nuestro decir y que también como comunidad y como Iglesia estemos referenciados al Cordero de Dios.
Cuando como comunidad dejamos de mirar a Jesús y de anunciarlo, empezamos como quien dice a mirarnos el ombligo y ahí entramos en problemas. ¿Nuestra vida y todo ,o que hacemos tiene como referencia a Jesús?