+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús dijo:
“¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas”.
Dijo también: “¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el evangelio Jesús nos narra dos parábolas que mantienen una cosa en común: el contraste entre algo que comienza siendo pequeño para terminar siendo algo grande. Así es el misterio del crecimiento del Reino: tan pequeño, que a veces podemos pensar que no está ocurriendo nada, o que Dios no está actuando en la historia. El Reino de Dios, quizás lo imaginamos desde la grandeza, pero Jesús nos hace caer en la cuenta en las cosas simples de la vida, a las que no prestamos atención. Jesús centra nuestra mirada en ellas. Muchas veces creemos que para estar con Dios hay que hacer grandes heroicidades, pero no es así; se nos invita a cuidar la espiritualidad de lo cotidiano. El Señor nos pide cosas sencillas: estar a la escucha, dedicarle tiempo, orar, donar nuestro tiempo con los ancianos, pequeños, enfermos, encarcelados, pobres y necesitados. Esas pequeñas cosas, son las que nos dan vida. Una vida abundante, donde Dios está obrando.
¿Eres consciente de que el Reino de Dios está presente en medio de nosotros y que crece de manera misteriosa difundiéndose en la historia de cada hombre, en la Iglesia?