+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”
Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.
Y dijo a otro: “Sígueme”. Él respondió: “Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”. Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Lucas coloca al comienzo de su viaje (de Jesús hacia Jerusalén) estas exigencias radicales del seguimiento; con esto quiere advertir a los discípulos sobre la seriedad y los riesgos del camino que van a emprender con Jesús. Cuantas veces nos hemos sentido llamados por Jesús, hemos querido ir un poco más allá en nuestro compromiso con Él y al instante hemos puesto mil impedimentos de todo tipo, nos hemos autoconvencido a nosotros mismos de que no puedo: es que mi trabajo… Es que mi familia… Es que no tengo tiempo… Es que… Con el pasaje de hoy, con la imagen del camino se nos recuerda que seguir a Jesús es desinstalarnos, superar las dificultades, comprometerse con la justicia, acercar el amor de Dios a los más pobres y marginados, renunciar a la violencia en todas sus formas y abrir caminos a una fraternidad en la que toda la humanidad está invitada a participar sin excepciones ni exclusiones.
¿Cuáles son los problemas que emergen en nuestra vida como consecuencia de la decisión que hemos tomado de seguir a Jesús? ¿cómo los enfrentamos? ¿cómo los superamos?