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Marcos 10, 17-27: Vende lo que tienes y sígueme

28 de Mayo 2018     Freddy Araya    

11 noviembre

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia Él y, arrodillándose, le, preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”. El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”. Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: “Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”. Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible”.

Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy recoge, probablemente, un triste episodio en la vida pública de Jesús: una vocación frustrada. Tras su mirada amorosa y la invitación a su seguimiento, se encuentra con el tristísimo rechazo de aquel hombre que antes había corrido a su encuentro de Jesús y se había arrodillado ante él. Este hombre no pudo dar el paso de la generosidad; no pudo ver las necesidades de los pobres, aunque Jesús se lo haya mostrado; no pudo vencer su ambición, aunque pareciera que tenía buena intención y quizá fuera una buena persona. Pero no pudo, se quedó allí, en el momento y lugar en que tenía que decidirse y hacer lo que Jesús le indicaba. Y no pudo. Y nosotros, ¿podemos salir de nuestro egoísmo, dar de lo nuestro a los pobres y seguir a Jesús?
A la luz del Evangelio podríamos preguntarnos, suponiendo que seamos una persona “decente” y buen cristiano, hoy, ¿me queda algo por vender?

Categories: Evangelio diario

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