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Marcos 16, 1-8: Jesús de Nazaret, el Crucificado, ha resucitado.

31 de Marzo 2018     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 16, 1-8

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro.

Y decían entre ellas: “¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?” Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande.

Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas, pero él les dijo: “No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que Él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como Él se lo había dicho”.

Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.

Palabra del Señor.

Reflexión

Como la semilla confiada a la tierra, Cristo reposa en el sepulcro a la espera de la resurrección.

La caminata temprana de las mujeres al sepulcro no fue inmediata; tampoco la carrera de los discípulos hacia la tumba vacía. La muerte es una palabra lo suficientemente rotunda como para dejarnos en silencio largo tiempo, aunque sea una palabra penúltima. Se trata de un silencio que hemos de aprender a hospedar. Asimismo, la pérdida es un golpe lo bastante desgarrador como para imponernos un duelo prolongado, aunque sea un golpe penúltimo. Se trata de un duelo que hemos de aprender a transitar. Sin el silencio y el duelo no es posible recobrar la presencia del ausente. Hoy la liturgia calla para poder cantar mañana. Como Magdalena, María y Salomé, también nosotros buscamos a Jesús. Y muchas veces se hace difícil verlo. En ese momento, ellas tuvieron que creer en las palabras del ángel. Nosotros hoy, que tampoco vemos a Jesús con los ojos del cuerpo, creemos por las palabras del Evangelio y el testimonio de la Iglesia. Sabemos que no lo encontraremos entre los muertos, sino donde hay vida. Esta es la buena noticia y es también el compromiso que hoy renovamos: verlo en cada señal de su presencia.

Mirando y acogiendo el mensaje de esperanza del Evangelio ¿Acepto regresar, también yo, junto con las mujeres? Es decir, ¿de hacer un camino de conversión, de cambio?

 

Categories: Evangelio diario

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