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Lucas 2, 22-35: Luz para iluminar a las naciones.

29 de Diciembre 2017     Freddy Araya    

29 de diciembre

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 2, 22-35
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con Él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
“Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de Él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
Palabra del Señor.

Reflexión

La escena que nos relata el evangelio de hoy es de esperanza, de encuentro entre lo viejo y lo nuevo. El recién nacido Jesús es reconocido por el anciano Simeón como la luz de las gentes. Es una luz que brilla en las tinieblas, capaz de encender los corazones e iluminar el camino de aquel que quiere guiarse bien en la vida. El breve canto que proclama al conocer al niño, luz de las naciones, celebra el amor de Dios, siempre fiel, siempre promesa cumplida, y viene a decirnos que necesita esta luz nueva porque espera y ama a Dios, el dador de la vida. Este niño viene para salvarnos y su presencia entre nosotros en el templo es la luz encendida para dar vida y alumbrar a todos sin excepción.
A la luz del Evangelio de hoy nos podemos preguntar ¿qué esperanza tienes en el corazón? ¿Jesús es esperanza para ti?

Categories: Evangelio diario

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