+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 14, 1-6
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de Él había un hombre enfermo de hidropesía.
Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: “¿Está permitido sanar en sábado o no?” Pero ellos guardaron silencio.
Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: “Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?”
A esto no pudieron responder nada.
Reflexión
El evangelio de hoy relata uno de los episodios de discusión entre Jesús y los fariseos, pero que ciertamente tiene mucha vigencia y actualidad: ¿Cuántas veces conocemos a personas y sentimos que necesitan de nuestra ayuda? ¿O requieren una palabra de apoyo de nosotros? ¿Y cuántas de esas veces respondemos a ese sentimiento y ayudamos o apoyamos?
Aunque en muchas ocasiones podemos responder favorablemente, a veces pareciera que nuestra formación familiar, educacional y/o social nos inhibe, para no amar a nuestro prójimo, (a cualquier prójimo). Otras veces, nos escudamos en formalidades o excusas acomodaticias que Jesús en este evangelio nos llama a no caer, tal como se los dice fuerte y directamente a los maestros de la Ley y a los fariseos… actitudes de mucho rigor y legalismo inmovilizan el amor fraterno, la solidaridad y la comprensión, abandonando así el mensaje fundamental de Jesús.
Hoy, preguntémonos ¿vamos a esperar que pase el sábado para actuar? ¿No es hora ya, de cambiar tu actitud?