+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Un fariseo invitó a Jesús a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer. Pero el Señor le dijo:
“¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro”.
Reflexión
Hoy recordamos a San Ignacio de Antioquía uno de los padres apostólicos por su cercanía cronológica con el tiempo de los apóstoles; su figura nos ayuda a reflexionar sobre la tensa relación entre Jesús y las autoridades religiosas de aquel tiempo, a pesar de estar convidado a comer a casa de ellos.
En esta escena, la obsesión por las formas externas puede servir para ocultar que en el interior hay algo que está fallando. Como a aquellos fariseos, nos puede ocurrir que, al ser excesivamente minuciosos y reparones en lo de afuera, estemos olvidando el cuidado de lo de adentro. No son felices los puros en la apariencia, sino los puros de corazón.
Hoy nos podemos preguntar ¿cómo miramos y tratamos a los demás? ¿resaltando muchas veces una mirada prejuiciosa o acercándonos a la forma de mirar de Jesús?