+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo:
«Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió.»
Reflexiona
Si el servidor no es más que su señor, ¿qué le queda al discípulo de Jesús? ¿Podrá vivir haciendo el bien, haciéndole el quite a la cruz? No, porque tanto internamente como desde fuera, muchas fuerzas hostiles se levantarán para que el discípulo abandone esa tarea. El mal, de mil maneras, lo atacará. Si a Jesús esto le pasó, ¿cómo podría evitarlo un seguidor? Por eso, la alegría está en saber que por hacer el bien quien quiera vivir como Jesús será atacado incluso por sus más cercanos y gente querida. Es la cruz. Pero, de la mano de Jesús, tras ella está la resurrección.
¿Te atreves a vivir sólo por hoy como un discípulo real de Jesús?