Lee atentamente, “El silencio”.
Hoy todas las criaturas
me niegan la palabra.
No quieren detener
con sensaciones pasajeras
mi viaje sin fin al Absoluto.
Cierro los ojos
y desciendo sin esfuerzo,
tan sereno de certeza,
en este silencio amigo.
Palpo la oscuridad
espesa que me acoge.
No hay puentes ni perfiles,
no hay pasos ni ambiciones,
no hay tuyo ni mío.
No escucho arengas
ni susurros.
Es el silencio, al fin,
sin límite,
que acoge sin medida.
Es el gran oído
que escucha
la más leve fantasía.
Es el silencio mudo
que no intenta convencerme.
Es la existencia pura
antes de matizarse
en tamaños y colores,
antes de estallar
en amores y palmeras.
Es el silencio
de un vientre maternal
que me retiene
el tiempo justo
de renacer para el futuro,
a la hermandad innumerable,
a la verdad de todos,
al estreno del abrazo
y a la risa sin razones.
¡Es Él¡ ¡Es el Silencio¡
¿Qué le dices al Señor antes de finalizar el día?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?