Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él fuera manifestado a Israel.»
Y Juan dio este testimonio:
«He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo». Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios.».
Reflexionamos
En los tiempos que corren, no es fácil mostrar la identidad cristiana, ni siquiera el valor de la religión. Los demás, los medios de comunicación, la sociedad entera, de una u otra manera quieren que uno se guarde en lo más privado sus opciones religiosas. Dicen que es la actitud adecuada en una sociedad plural, moderna y democrática, donde se busca que nadie imponga a otros sus ideas. Pero eso es una falacia, es decir, una verdad sólo aparente, pues imponer que nadie manifieste sus opciones religiosas es ya una opción que tienen los no creyentes ante la religión. Necesitamos creyentes más valientes, como Juan Bautista, que dio testimonio. ¿Quizás tú?