Dios mismo “habita” en sus criaturas. Nada existiría sin su aliento, sin su espíritu… Yo mismo/a, soy “templo” de esta presencia viva de Dios… Toda persona, todo lugar, toda situación puede de pronto revelarse como “sagrada”, como lugar de encuentro y comunión con Dios mismo, como lugar donde se hace presente el Reino… Dios sigue “creando” y creándonos.
Dios me ama y me sirve, y así a cada persona, en todo. Dejarme mover a vivir según su espíritu: en todo amando y sirviendo…
Dios va haciendo su obra en mí. Él es el alfarero de mi vida…
¿Experimento que el Señor habita en mi?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?
¿Veo que el Señor habita en el corazón de las personas que me rodean?