Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco, no ya en el paraíso, sino en el trono del cielo. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era sino imagen del verdadero árbol; yo soy el verdadero árbol, yo que soy la vida y estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilara; ahora te concedo que el querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva.
El trono está a punto, los alimentos prestos; se han embellecido los eternos tabernáculos y moradas, han sido abiertos los tesoros de todos los bienes, y el reino de los cielos está preparado desde toda la eternidad
¿Qué le dices al Señor antes de finalizar el día?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?