Jesús probó “la verdad del amor mediante la verdad del sufrimiento”. Por la cruz Dios se pone al lado de las víctimas, de los despreciados, de los angustiados, de los pecadores… La respuesta de Dios al problema del mal es el rostro desfigurado de su Hijo, «crucificado por nosotras/os».
La cruz nos enseña que Dios es el primero que se ve afectado por el amor en libertad que él mismo nos ha dado. Nos descubre hasta dónde llega el pecado, pero al mismo tiempo nos descubre hasta dónde llega el amor. Dios no aplasta la rebeldía del ser humano desde fuera, sino que se hunde dentro de ella en el abismo del amor. En vez de tropezar con la venganza divina, el ser humano sólo encuentra unos brazos extendidos.
¿Qué le dices al Señor antes de finalizar el día?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?