No se puede cargar la cruz de Cristo si la persona no se domina a sí misma. “Quien quiera seguirme, que renuncie a sí misma/o, que cargue con su cruz y que me siga” (Mt 16,24). Porque estamos arraigadas/os en el egoísmo y la tendencia al pecado, el camino para seguir a Jesús es un camino de superación, de “muerte a la vieja persona” (Rom 6,6), de renunciar a vivir “según la carne” (Mt 18,8). No es posible la cruz del compromiso, sin esta otra forma de cruz que es la renuncia a nuestros orgullos y egoísmos. No es posible un amor extremo a las y los demás si no estoy totalmente descentrada/o de mí misma/o. El centro ha de ser Dios, y no yo; y eso no se consigue sin “negarme a mí misma/o”.
¿Qué le dices al Señor antes de finalizar el día?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?